La horticultura sostenible debe proporcionar un nivel de vida justo y razonablemente seguro a las familias de agricultores, con un impacto mínimo en el medio ambiente. Debe preservar los recursos ecológicos básicos, como los suelos sanos, el agua y el aire limpios.
La horticultura sostenible debe mejorar la calidad de vida de los agricultores y de la sociedad en su conjunto.
El cultivo de frutas, hortalizas y flores (horticultura sostenible) es una afición habitual para muchos de nosotros.
Para los aficionados activos, la recompensa es la floración de las plantas. Por desgracia, no todas las estaciones son iguales ni todos los años son iguales.
Puede haber situaciones en las que el rendimiento de la planta no cumpla las expectativas del cultivador. Puede haber muchas razones para ello, por ejemplo, temperaturas inadecuadas, enfermedades, plagas, etc.
En estas circunstancias, la solución más adecuada es utilizar suplementos. Los productos químicos fuertes y los promotores de crecimiento artificiales dan resultados inmediatos y milagrosos.
Sin embargo, a largo plazo, estos métodos no hacen más que agotar el suelo y reducir su contenido en nutrientes. Por tanto, cada nueva temporada de cultivo depende de la ayuda exterior. La horticultura sostenible es una práctica antigua.
Anima al cultivador a preocuparse por la salud de las plantas. Estimular su crecimiento con medios y suplementos naturales. En lugar de utilizar productos químicos.
La creciente industria hortícola depende de la disponibilidad de suelos sanos y de muchos otros recursos. Recursos como minerales, nutrientes y agua.
Todos estos componentes son renovables. Sin embargo, las prácticas hortícolas modernas prestan poca atención al ritmo de agotamiento de estos recursos.
La continuación de estas prácticas daría lugar a tierras en barbecho y a una limitación de los suplementos naturales. En consecuencia, los costes de cultivo de las plantas que producen frutas, verduras y flores aumentarán. En consecuencia, el sector no será sostenible a largo plazo.
La horticultura sostenible es la forma más segura de reponer los recursos de la naturaleza. Podemos proteger y reponer los nutrientes del suelo mediante el uso sensato del agua y los aditivos orgánicos.
De este modo, el paisaje sigue siendo utilizable para la agricultura. Quizás aún más si los procesos naturales, relativamente imprevisibles, se controlan manualmente de forma más sistemática.
El mantenimiento de un jardín sostenible es un proceso de tres pasos. El desarrollo de un paisaje apropiado, el mantenimiento del paisaje y la gestión de los invernaderos son los tres pasos.
El mantenimiento de un paisaje adecuado es el primer paso de la jardinería sostenible. Un suelo sano con intervenciones químicas insignificantes es la mejor base para el crecimiento de las plantas.
El siguiente paso es el mantenimiento regular del paisaje para conservar la calidad del sustrato. Esto también implica garantizar que las plantas y los productos no sean atacados por enfermedades y plagas.
Esto puede conseguirse mediante controles manuales regulares y el uso de soluciones orgánicas, como el compost, para reforzar la resistencia de las plantas y erradicar las plagas.
El mantenimiento de su propio invernadero es una buena manera de asegurar la longevidad de ciertas razas. Un invernadero es un espacio protegido donde se cultivan plantas raras y jóvenes.
Estas plantas pueden utilizarse para diversas prácticas culturales, por ejemplo para crear un techo o un muro verde.
Un elemento importante de la jardinería sostenible es el mantenimiento continuo de la flora. Esto se puede hacer mediante la poda, el recorte, el corte y la replantación.
Esto permite la multiplicación más allá de la parcela. Es una forma saludable de ampliar el alcance de la jardinería sostenible.
La horticultura sostenible es todavía un tema joven. Es testigo de varios desarrollos en curso.
El objetivo principal es cultivar la tierra. Y utilizar sus recursos de forma que beneficien tanto a las plantas como al suelo. Este respeto a la posteridad es esencial para la protección de nuestros ecosistemas.